Octavio Fabela Ballinas

Para nadie es un secreto que los porcentajes de dinero que anuncian se
destinará a cada una de las áreas del quehacer gubernamental el noventa por
ciento de este recurso de utiliza para pagar lo que se conoce como gasto
corriente, que no es otra cosa que el pago de salarios, por cierto muy altos,
de los empleados de las dependencias y sus gastos de telefonía, gasolina y
otros.
Muy poco den este dinero se utiliza en lo que realmente se necesita,
obra pública, más y mejores maestros y médicos, etc. Pero no es todo, buena
parte del dinero de los mexicanos se emplea en el subsidio a los partidos
políticos y el Instituto Nacional Electoral.
Esto es, el dinero que se obliga a pagar a cada mexicano sólo se emplea
en mantener a un grupo de personas que verdaderamente no aportan nada bueno, ni
nuevo para el país, pero su integración al presupuesto significa garantía de
triunfo para los partidos gobernantes y lo peor de ello es que también les abre
la puerta a negocios poco legales donde los beneficiados son muy pocos.
No se trata de repartir dinero entre la gente, pero en el caso de los
partidos políticos estos deben ser sostenidos por su base militante, no por
quienes no pertenecemos a ellos. Y vaya que esto es lo mismo para todos los
partidos políticos aunque hay casos como el de Morena, que critica mucho y sin
empacho recibe dinero del gobierno federal.
Lo que el gobierno cobra es mucho dinero, pero este lo tira en subsidios
como el de los partidos políticos que están convertidos en un lastre que no
permite avanzar al país. Y trabajar en el gobierno es un garantía de ganar
mucho sin hacer gran esfuerzo, sin prepararse y gozar de privilegios que ningún
otro trabajador tiene.
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