Políticas de seguridad en fronteras: Una visión global. De la exclusión a la inclusión social

El seminario analizó el contexto e implicaciones del COVID-19 en las políticas migratorias y de seguridad fronteriza de Estados Unidos, Colombia, Ecuador y España, considerando la relevancia de la gestión de los flujos migratorios irregulares de  mexicanos, centroamericanos y venezolanos tanto en la relación México-Estados Unidos, en las relaciones de Colombia y Ecuador con Venezuela y la relación de España con Marruecos respectivamente. Con ello se compararon las políticas de seguridad y control fronterizo de dichos países en un contexto de incertidumbre global y transfronteriza.
La coyuntura de la pandemia del COVID-19, ha dado pie a que los países impulsen restricciones migratorias con la finalidad de reducir los flujos global y en otros casos, se impulsan modelos de gestión migratoria inclusivos, como sería el caso de la relación de Colombia y Ecuador con Venezuela. En tal sentido, Eunice Ñañez, consultora en Bogotá, Colombia,  destacó que su país es el segundo receptor de población migrante a nivel internacional –cerca de 1, 700 mil venezolanos- solo superado por Turquía. La eficacia de la política migratoria colombiana es tal, a pesar de que no existe una relación diplomática con Venezuela. 
En el caso de la frontera de Ecuador y Venezuela, se ha fortalecido la cooperación y la implementación de políticas de prevención sanitaria. En un marco, en donde en el ámbito local –Guayaquil- existe una ineficaz política de prevención y reactiva hacia el COVID-19, lo que ha generado que dicha ciudad sea un trending topic a nivel internacional, según lo expuesto por Gabriela Ruiz-Agila, periodista y analista en Quito, Ecuador.
En el caso de la frontera de España con Marruecos, las autoridades marroquíes cerraron las fronteras y no permiten entrar a sus nacionales provenientes de otros países ni a los trabajadores transfronterizos. Solo pueden cruzar a Europa los turistas de vacaciones en Marruecos. Este es un ejemplo unilateral, en donde no se valora la relevancia de la cooperación transfronteriza en materia de salud y de prevención de la pandemia, según lo comentado por Guillermo Alonso Meneses, Director del Departamento de Estudios Culturales de El Colef.
Actualmente Estados Unidos es el nuevo epicentro de la pandemia del COVID-19 por el número de fallecidos cerca de 3600  y 240, 120 contagios -2 abril 2020-, lo que implica riesgos para los migrantes irregulares. De ahí la importancia de promover eficaces protocolos sanitarios y de cooperación transfronteriza con Centroamérica y con Estados Unidos, según lo planteado por Guadalupe Correa, de George Mason University.
La coyuntura actual puede ser una oportunidad para que los grupos delictivos aprovechen la incertidumbre global y transfronteriza para aumentar el tráfico de drogas desde Centroamérica y la región del Pacifico hacia México con destino a Estados Unidos. Tal contexto, explica el reciente despliegue de seguridad marítima de Estados Unidos en la región y con respecto a Venezuela, aprovechando la ineficaz política interna del gobierno venezolano y con respecto al COVID-19, según lo expuesto por Carlos Barrachina, profesor investigador de la Universidad Anáhuac.
En el caso de la política de seguridad fronteriza de Estados Unidos las nuevas medidas incluyen restricciones migratorias, prevén la expulsión inmediata del país de aquellos que lleguen de manera irregular, sin contemplar un período de detención o el debido proceso que se necesita para los solicitantes de asilo. Con lo cual se limitan los derechos de los migrantes. Con estos antecedentes, se considera  aumentará la vulnerabilidad a migrantes deportados, en situación de asilo o los migrantes que pretendan ingresar hacia los Estados Unidos de manera irregular, según lo planteado por Maureen Meyer, Directora para México y derechos de migrantes de WOLA con sede en Washington, DC.
El seminario también examinó de parte de José María Ramos, del DEAP, El Colef, los alcances de la Iniciativa conjunta de México y Estados Unidos para combatir el COVID-19, la cual la condiciona por primera vez en la historia de la relación el cruce de los mexicanos con visa de turista de Estados Unidos, considerados como “no esenciales” por las autoridades estadounidenses, pero cuya restricción impactará en la economía fronteriza de Estados Unidos. 
El problema de esta iniciativa es la ausencia de un eficaz protocolo sanitario en los  cruces fronterizos desde Estados Unidos hacia México. Lo que podría impactar en el aumento del número de contagiados en las próximas semanas, considerando los siguientes flujos hacia México: a) transmigrantes mexicanos y estadounidenses que viven en México y que habitualmente cruzan a trabajar en Estados Unidos y luego regresan a territorio mexicano; b) la población de origen mexicano que vive en Estados Unidos y que visitarían a sus familiares en esta temporada vacacional; c) los turistas estadunidenses y de origen mexicano que visitarían a las ciudades fronterizas mexicanas; migrantes irregulares detenidos y deportados por autoridades estadounidenses hacia México; migrantes en situación de espera de su respuesta de asilo y esperando su audiencia en las ciudades fronterizas mexicanas. En todos estos casos, no existen los debidos protocolos sanitarios binacionales o de México al momento de internarse hacia Estados Unidos.
En suma, las conclusiones generales del seminario son: la importancia de promover una eficaz gobernanza global del COVID-19, considerando una eficaz agenda transversal en materia de gestión de sanidad, finanzas, comercio, competitividad, movilización urbana, género y vulnerabilidad social y fronteras; la importancia de promover un eficaz modelo de gestión migratoria más inclusivo y solidario en la frontera de México con Centroamérica y en la frontera con Estados Unidos; siguiendo la experiencia de Colombia con Venezuela, la cual se puede concebir como una de los mejores ejemplos de gobernanza migratoria y de prevención del COVID-19.
Coordinación José María Ramos, DEAP. El Colef.

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